La devoción no entiende de sacrificios. Lo saben bien las personas que llevan más de una semana haciendo cola para ser las primeras en ver al Cristo de Medinaceli, en el centro de Madrid. Y aún tendrán que esperar porque hasta mañana no se abre la basílica. Promesas y devoción al Cristo de Medinacelli, al que van los devotos a agradecer y a pedir. Algunos vienen de lejanas tierras. Pero todos los que estan hoy aquí, vienen dispuestos a pasar muchas horas para que cuando el viernes a las doce de la noche se abra la basílica, ser de los primeros en besar los pies del Cristo. Algunos incluso denuncian el 'negocio' por la venta de los números de orden.