Tras los desprendimientos en El Coliseo, le ha llegado el turno a la Fontana de Trevi. El sábado varios fragmentos de una cornisa, de ocho centímetros de longitud,  cayeron sin causar daños a los turistas que cada día visitan este emblea de la Ciudad Eterna. El domingo operarios del Ayuntamiento recogieron los fragmentos y vaciaron la fuente para limpiarla y dejarla lista lo antes posible para las visitas turísticas. Estos daños vuelven a abrir el debate sobre el mantenimiento de los Bienes Culturales en Italia, pero los responsables aseguran que se trata de una consecuencia de la nieve que cayó en la ciudad este invierno.