Sonrientes, serenas...y con el lema 'No pasarán', símbolo de la resistencia antifascista, en una de sus camisetas. Así han escuchado hoy las Pussy Riot la sentencia que las condena a dos años de cárcel. ¿El motivo? Para el tribunal, un delito de gamberrismo motivado por odio religioso. Para ellas, que nunca se han reconocido culpables, la simple expresión de una opinión política de forma artística. De estudiantes universitarias a cantantes del grupo 'punk' de moda en febrero, cuando irrumpieron con su música y su aspecto irreverente en el corazón de la Iglesia Ortodoxa. 'Madre de Dios, echa a Putin', cantaban. Un ataque personal contra el presidente y contra la Iglesia rusa por su complicidad con el poder. Saben que buscarse la enemistad del hombre más poderoso de Rusia las ha llevado a los tribunales. "Si hubiéramos cantado 'Madre de Dios protege a Putin' no estaríamos aquí", aseguró una de ellas durante el juicio. Convertidas en epicentro de la resistencia política, las muestras de solidaridad no cesan. Desde el campeón de ajedrez Kasparov hasta la cantante Madonna. El pasamontañanas de colores es ya el símbolo de la protesta más allá de las fronteras rusas. En París, en Nueva York, en Londres. La suerte de las Pussy está en el aire. Tienen diez días para recurrir la sentencia y tienen claro que no pedirán el indulto a Putin.