La mujer que restauró, por decirlo de alguna manera, el Ecce Homo de Borja (Zaragoza) se ha hecho famosa en todo el mundo y ha convertido su pueblo en centro de una auténtica peregrinación. Puede que muchos vayan para divertirse, pero lo cierto es que el pueblo se ha llenado de visitantes que acuden para ver con sus propios ojos el cuadro. Se hace cola dentro del templo para hacerse una foto y hay hasta quien frota boletos de lotería en la cara del Ecce Homo por si les trae suerte. Miles de personas piden por Internet que se deje tal cual. Aunque algunos en el pueblo se lamentan de ser famosos por esto.