Los Hermanos Musulmanes no empezaron el movimiento contra el presidente egipcio, Hosni Mubarak, pero han ido cobrando protagonismo en la revolución social de las últimas semanas. A pesar de ser opositores al régimen y estar en una situación de clandestinidad, el gobierno egipcio les ha incluido en la mesa de negociaciones para resolver la actual situación del país. Pero a pesar de ello, los miembros de esta organización integrista han anunciado que no se irán de la plaza Tahrir hasta que Mubarak se vaya, con el fin de lograr la libertad para todos los egipcios. En activo desde 1928, se han convertido en la organización integrista más extendida e influyente del mundo árabe y musulmán, con un papel activo en los últimos años, donde han predicado la necesidad de que en sus países se vuelva a practicar un Islam puro y riguroso, libre de autócratas y de la influencia de Estados Unidos. Ellos mismos se declaran islámicos moderados y reniegan del modelo de Irak, a favor del de Turquía. Asimismo aseguran que se les ha presentado- por miedo- como violentos y radicales, pero de un modo u otro todo apunta que en unas elecciones demócratas en Egipto podrían cosechar una cuarta parte de los votos.