Sin ningún acuerdo concreto sobre la inimgración, así ha concluido la visita del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi a Túnez después de la crisis de Lampedusa donde más de 20.000 inmigrantes, principalmente de Túnez, han llegado a la isla italiana en las últimas semanas, transformando un tranquilo puerto turístico y de pesca en un campamento cubierto de basura. El jefe del gobierno italiano, llegó acompañado por su ministro del Interior, Roberto Maroni y se entrevistó con prevé con el presidente tunecino interino, Foued Mebazaa y el primer ministro de la transición Beji Caid Essebsi.