La crisis del banco franco-belga Dexia ha hecho saltar una vez más las alarmas sobre la fragilidad de algunas entidades financieras europeas y la necesidad de su recapitalización a pesar de las generosas ayudas públicas recibidas. Tras la tempestad llega la calma. Al menos una calma aparente. Este domingo, Bélgica, Francia y Luxemburgo han acordado una solución para el rescate.