Mucha preocupación también en Pakistán donde las lluvias monzónicas han dejado 15 millones de damnificados y centenares de muertos. La ONU ha pedido a los países que envíen ayuda de forma urgente. Las cifras nos acercan a la tragedia, pero las historias nos hacen sentirla. Los niños nacen ya damnificados. Sus madres, refugiadas de condición. Y ahí siguen, porque todo sigue igual. Las aguas siguen feroces y los pakistaníes siguen huyendo. Las puertas siguen abiertas a ningún lugar. Y los charcos estancados siguen pudriendo la vida. La poca vida que queda, porque medio país está arrasado y no hay rastro de civilización en el río que fue una de las cunas del hombre. El Indo irá dejando aparecer los cadáveres: 1.300.