Las relaciones entre España y Marruecos se han tensado en los últimos días ante las protestas realizadas el Gobierno de Rabat contra la Policía Nacional y la Guardia Civil sobre supuestas agresiones racistas en la frontera de Melilla y del supuesto abandono frente a sus costas de ocho inmigrantes subsaharianos en mal estado de salud por parte del Instituto Armado. La nación vecina ha emitido cinco comunicados en el último mes en los que reclama "respuestas precisas" sobre los distintos casos de "derivas racistas cometidas por elementos de policía y seguridad españoles" en Melilla, calificada por Marruecos como "ciudad ocupada". En total, el gobierno marroquí ha denunciado seis situaciones de violencia física cometidas por agentes españoles contra 17 personas que "sufrieron múltiples heridas".Por su parte, tanto el ministerio de Exteriores como la Delegación del Gobierno de Meilla han negado los casos de los que habla Marruecos y han destacado el respeto a la legalidad de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Aunque el Miguel Ángel Moratinos ha asegurado que ya se trabaja en el esclarecimiento de los hechos.Mientras crece la tensión entre ambos países, han comenzado ha producirse algunos boicots. Un grupo de marroquíes han intentado sin éxito impedir hoy la entrada de pescado, verduras, ladrillo y cemento marroquí a Melilla por el puesto fronterizo de Beni-Enzar.