En un bar-estanco de Sandiás se ha sellado un boleto de lotería premiado con nueve millones de euros. Los ganadores han sido siete amigos que desayunaban allí todas las mañanas. Hoy sólo uno de ellos se ha pasado a desayunar, sin todavía tener claro en qué se va a gastar su premio. Los que no han sido agraciados, se alegran por sus paisanos y siguen probando suerte.