El abogado de la familia, Ildefonso Martínez Quiles, tiene previsto presentar hoy dos reclamaciones patrimoniales de responsabilidad civil. Una de ellas irá dirigida al Ayuntamiento de Jaén. La segunda, a la Junta de Andalucía. ¿Por que dos? Simplemente porque no está claro a qué administración pertenece el pozo al que cayó María Dolores Castro el 12 de noviembre de 2009. La mujer, que trabajaba como cocinera en un bar del polígono de Los Olivares, había quedado con su marido para hacer unas compras en un supermercado cercano. Era su rutina de los jueves. Para llegar a la cita, tenía que cruzar por los viales construidos justo detrás de la fábrica de galletas Cuétara. Sin embargo, María Dolores Castro no llegó. En el trayecto cayó a un pozo de aguas fecales. La arqueta estaba oculta entre un montón de escombros y, además, carecía de tapa. Según el Ayuntamiento, la habían robado. La víctima cayó a plomo desde unos catorce metros de altura. El impacto fue terrible. Malherida, permaneció en el agujero casi una hora. No podía moverse y tampoco veía nada. Lo único que podía hacer era rezar y gritar para que la escucharan. Y alguien oyó las voces de auxilio. Fueron dos niños, José y Alejandro, que estaban paseando a su perro en ese descampado y que dieron aviso a un hombre que practicaba deporte por la zona. Poco después, los Bomberos lograron sacarla del agujero tras un rescate calificado como �milagroso�. María Dolores Castro, que ahora tiene 50 años, fue trasladada al Hospital. Desde entonces, vive un calvario. Pasó diecinueve días ingresada y ha tenido que ser operada varias veces. Las lesiones sufridas fueron tan graves que la Seguridad Social le ha concedido, recientemente, la incapacidad permanente y total para desempeñar su labor habitual de cocinera.