Cualquier indicio, cualquier detalle puede ser la diferencia entre esclarecer un crimen o que el asesino quede libre. Lo hemos visto muchas veces en casos reales. Pero todo empieza en la academia de policía de Madrid.Primero se parcela la zona para organizar la búsqueda, casi milímetro a milímetro, intentando pisar en el mismo sitio para no destruir pruebas. Cada casquillo, y cada indicio se numera, a la espera del juez. Poco a poco toda la escena queda clasificada, fundamental no sólo para las primeras investigaciones, también para recrear la escena cuando se lleva al principal sospecho a declarar al lugar del crimen.