El Papa ha tenido que atravesar un puesto de control fronterizo israelí para entrar en la ciudad cisjordana de Belén. Es lo que tienen que hacer a diario miles de ciudadanos palestinos sometidos a severos controles por parte de las fuerzas de seguridad de Israel. El Pontífice, que no ha tenido que bajar de su vehículo, visitará un campo de refugiados poalestinos y la Gruta de la Natividad.