A Andrés Camilo le cuesta moverse, pero la ocasión merece la pena. Hoy recibe todos los honores, hasta la condecoración de la policía. Y es que para el pueblo colombiano de Cali, el pequeño los merece. Pequeño porque a pesar de su volumen, 170 kilos, sólo tiene once años. No disfruta de la comida y aumenta 7 kilos cada 40 días. Una manera de engordar que ni los médicos pueden frenar. Mientras se encuentra la razón de su diferencia, sus padres intentan compensar la balanza. Duro trabajo para un niño que no puede jugar con sus amigos.