Más de 1.100 puestos de trabajo dependen, directa o indirectamente, de que Garoña siga abierta. Medio centenar de empresas vive de la central. Los propietarios de Garoña dicen que han invertido 150 millones en la última década para mantener al día la planta. Aseguran que el impacto económico que genera en la comarca ronda los 30 millones de euros cada año.Los defensores de la central nuclear dicen que jubilar Garoña significa tener que apostar por otra fuente energética que funcione las 24 horas. Y esto no pueden hacerlo las renovables, sino una planta térmica, más contaminante. Recuerdan además que Obama en Estados Unidos acaba de ampliar hasta los 60 años la vida de una central de Nueva Jersey, un clon exacto a Garoña.