Dos meses después de comenzar las protestas de sus trabajadores, la policía surcoreana ha entrado en la fábrica del fabricante de todoterrenos Ssanyong en , a 70 kilómetros al sur de Seúl, para disolver la ocupación que amenazaba con llevar la firma a la insolvencia. Las fuerzas de la seguridad entraron en la fábrica mientras dos helicópteros lanzaban gases lacrimógenos. Los trabajadores, que protestan desde mayo por un plan de despidos en masa, se defendían con bombas incendiarias y hondas. Según la policía, dentro de la planta había más de 500 trabajadores pertrechados, aunque podrían haber sido más porque unos 120 regresaron a sus casas el fin de semana. Ssangyong, la más pequeñas de la automotrices surcoreanas, anunció en abril el despido de 2.650 trabajadores, más de un tercio de su plantilla. Unos 1.670 abandonaron el trabajo voluntariamente, pero más de 1.000 iniciaron las protestas.