A golpe de remo y en una precaria embarcación de madera y corcho. Así querían llegar siete cubanos hasta Estados Unidos. Pero el viento no les dejó ni salir de la isla.Dos horas han estado negociando su entrega y al final los guardacostas consiguieron echarles el ancla. Tan cerca estaban del Malecón que poco tuvieron que nadar para llegar a la orilla. Aunque salir a tierra firme les costó más. El mar no les daba tanto miedo como su destino.Testigo mudo de la aventura ha sido la oficina de intereses de Estados Unidos en Cuba. Irónico final para el sueño americano de siete amigos de la infancia cubanos.