A las cinco de la mañana, el empresario Carlos Mateos ha entrado en las obras de la residencia para categorías inferiores que el Real Madrid construye en su ciudad deportiva en Valdebebas, Madrid, para reclamar, subido en una grúa, el dinero que le debe la empresa.A más de 30 metros de altura, Mateos pide que se le pague lo adeudado. Es el responsable de una cristalera contratada por la empresa Begar, a su vez contratada por el Real Madrid para acometer las obras en Valdebebas.Su empresa, con tres empleados colocaba las ventanas del nuevo edificio. Tras realizar el trabajo, recibió un pagaré de la empresa Begar, lo que no se correspondía con lo que habían negociado como forma de pago.Poco después, en marzo, el ayuntamiento de la localidad madrileña paralizó las obras cuando descubrió que no tenían licencia. Esto llevó a la suspensión de pagos de Begar. En ese momento, el Real Madrid intenta hacerse cargo de la deuda de Begar a través de un compromiso verbal con las subcontratas, extremo no confirmado por el club. Sin embargo, el pago no es eminente porque el Real Madrid no ha llegado a ningún acuerdo sobre el pago y la cantidad con las subcontratas.Mateos, casado, con una hija de cinco años y una mujer embarazada que dará a luz en 15 días, no ve salida. Si no cobra, su pequeña empresa tendrá que cerrar. Ha recurrido a esta medida para llamar la atención sobre su caso y poder cobrar. No debería ser difícil, después de ver las cifras astronómicas que maneja el Real Madrid.Su intención es permanecer subido en la grúa hasta que obtenga un compromiso por parte del club blanco de que recibirá lo que se le adeuda. Por ahora, cuenta con dos botellas de agua, dos paquetes de cigarrillos y el apoyo de sus dos empleados.