Sin pistas sobre el extraño asesinato de una mujer de 31 años en Madrid, en la calle de Bravo Murillo. El cadáver de la joven fue encontrado anoche en su domicilio, con numerosas heridas de arma blanca, después de que su familia llevara días sin saber de ella. El edificio en el que residía, y donde fue asesinada, cuenta con medidas de seguridad y está vigilado las 24 horas del día. No hay sospechosos, ni móvil ni se ha encontrado el arma homicida que acabó con la vida de la mujer. Su cuerpo presentaba numerosos cortes, sobre todo, en el pecho y en el tórax. Nadie escuchó ni vio nada sospechoso, ni tan siquiera su vecina más próxima. El hermano acudió al domicilio tras varios intentos fallidos de comunicarse por teléfono con la víctima y, al entrar, vio el cuerpo apuñalado junto a la cama. La urbanización donde residía la víctima -construida en los años 50 para los funcionarios de transportes- tiene varias cámaras y dos guardas de seguridad que la vigilan. Pierde peso la hipótesis del crimen por robo: ni signos de violencia ni desorden en el piso de la víctima.