La mujer musulmana que se negó a quitarse el burka para declarar ante la Audiencia Nacional, Fátima Hassimi, ha acabado testificando. Mostró su rostro al tribunal desde las cejas hasta el mentón.La amenaza de acabar imputada por un delito de desobediencia grave ha pesado más que su fundamentalismo.En el barrio en el que vive Fatima, no pasa desapercibida ni para los propios musulmanes.Dicen sus vecinos que va siempre vestida con su burka, igual que como se le ha visto en la Audiencia Nacional. También hay quien cree que el equilibrio entre religión y ley es complicado. O quien ve en este gesto un desafío. Y quien piensa que debe acatar las normas.Los musulmenes dicen que el problema está en enseñar el rostro delante de un hombre, aunque sea un juez el que se lo pide.