El cine es entretenimiento. En '500 días juntos' nos sirven el tópico "chico busca chica" intentando huir precisamente del tópico. El cine es negocio. Si Stieg Larsson levantara la cabeza y viera en qué se ha convertido su Lisbeth Salander. Hoy es chica de la gran pantalla. Más de un millón de espectadores vieron la primera parte de la trilogía Millennium. Para no enfriar a sus fans, la segunda busca un nuevo atraco a la taquilla. El cine es denuncia. Denuncia como la que plasma Costa Gavras en 'Edén al Oeste'. La odisea de la inmigración en el Mediterráneo. O la que airea en 'Bullying' Josetxo San Mateo en los institutos. Adolescentes humillados por sus propios compañeros. El cine, a veces, es un milagro. Que se lo digan a Pablo Palazón. Acabó hace tres años 'Shevernatze'. Hoy es un milagro que esta película independiente española llegue a las salas. Y el cine, si es bueno, es un clásico. 'Toy Story 3D' lo es de la animación. Vuelve con el gancho de las tres dimensiones. Un juguete tecnológico para vez a Buddy y Buzz Lightyear casi de carne y hueso. Y clásica y de las grandes es 'La Naranja Mecánica'. Vuelve con su mensaje antisistema, con la misma violencia, con las mismas notas de Beethoven que hace 40 años cuando el mismísimo Kubrick la retiró de los cines harto de las críticas.