Este domingo en San Sebastián, el mal tiempo ha llegado de un humor de perros, y buena muestra de ellos han sido las olas de gigante que han azotado la costa donostiarra. A primera hora, el Paseo Nuevo, el Puerto o el Puente del Kursaal se han convertido en verdaderas piscinas naturales. Las fortísimas rachas de viento de hasta 120 kilómetros por hora han catapultado las olas hasta el interior, provocando daños materiales y, ante todo, la sorpresa de los viandantes que, pese al temporal, disfrutan del espectáculo.