La selección española de fútbol le dio ayer una inmensa alegría a los millones de personas que siguieron el choque ante Rusia.Para ver el acontecimiento, algunos se reunieron en bares; otros prefirieron un cine; y hasta hubo gente que sufrió y vibró en una casa de apuestas.El 4-1 final, gracias al triplete del valencianista David Villa, permite soñar a la afición.