La metamorfosis urbana de Pekín está lista para los Juegos Olímpicos, aunque oculta por un cielo gris contaminación. Con motivo de la cuenta atrás Pekín tiene que seguir ganando oxígeno. La polución oculta el sol aún en días claros y el aire parece todo menos respirable. Por eso China echa el cierre a fábricas y prohibe circular a millones de coches.