Varios autobuses trasladaron a las familias de vuelta al hotel. Tras dos días de dolor e incertidumbre, el agotamiento era común en sus rostros. Después de una larga y dura jornada de identificación de cadáveres la mayoría subieron a las habitaciones para tratar de descansar. Decenas de especialistas y voluntarios han hecho guardia durante toda la noche. El hotel ha habilitado una sala especial donde las familias, si quieren, pueden bajar para reunirse con ellos en cualquier momento. Algunos afectados que ya han identificado a sus seres queridos han preferido volver a sus ciudades de origen. Los psicólogos quieren mandar un mensaje a su entorno para que colaboren en la recuperación. La Cruz Roja va a mantener su dispositivo de ayuda mientras sea necesario aunque reconoce que el proceso de duelo, tras una tragedia de este tipo, es largo y costoso.