Los obispos se han pronunciado sobre los dos casos conocidos esta semana de los llamados "bebes medicamento". Nacieron sin la enfermedad hereditaria que padecían sus hermanos y además, podrán curarlos mediante una donación. Todo un logro para la medicina, aunque la Conferencia Episcopal no piensa lo mismo. Denuncia que se ha silenciado la eliminación de los embriones enfermos, a los que, afirman, no se ha permitido nacer.