En el puerto de Somosierra se han congelado hasta las mangueras de combustible. Por allí la A-1 despejaba el paso a los vehículos, aunque la nieve todavía daba problemas. Al pie de la sierra madrileña el hielo ha puesto fácil el patinazo a vehículos y a las personas. En ciudades como Soria, donde han llegado hasta los cinco grados bajo cero, ha costado mantener el equilibrio en la calle. En realidad hielo y nieve no han dejado intacto ni un rincón castellanoleonés. Tampoco en Navarra, con paisajes de cuento, ni en el País Vasco, donde las nevadas se han disfrutado. La parte menos lúdica de la nieve se ha resuelto con máquinas, con palas y cantidad de sal. En el interior murciano, en Caravaca y Moratalla agradecen las nevadas. Estamos a un paso del invierno.