Majestuoso en sus casi 90 años, el colosal Capitolio de La Habana luce hoy en día su esplendor de antaño y se erige imponente en uno de los enclaves más concurridos de la capital cubana, al hacer gala de ser no sólo uno de los edificios más emblemáticos de Cuba, sino testigo de importantes acontecimientos.
Inaugurado el 20 de mayo de 1929, luego de sólo tres años y 50 días de construcción, el inmueble fue concebido para acoger las dos cámaras del Congreso que componían en aquellos años el cuerpo legislativo de la nación caribeña.
Tras seis años de minuciosa labor de restauración, el Capitolio rescata en la actualidad la función primigenia para la que fue edificado, al convertirse en sede permanente de la Asamblea Nacional, que hace una semana eligió al nuevo presidente de la isla, Miguel Díaz-Canel.
"Esta es la primera reparación capital que se le hace al edificio desde que abrió. Se le habían hecho algunas intervenciones puntuales, pero capital es la primera, y lo estamos haciendo como lo merece un edificio de este tipo", señaló a Xinhua la jefa de inversiones del Capitolio, Mariela Mulet.
La ingeniera encargada de la ejecución de la obra recordó que al ser declarado Monumento Nacional en 2010, el inmueble fue entregado a la oficina del historiador de la ciudad. De inmediato se iniciaron entonces los trabajos de rehabilitación, a partir de una millonaria inversión asumida íntegramente por el Estado cubano.
Para ello se convocó a concurso a más de 500 trabajadores calificados pertenecientes a distintas áreas. Entre ellas al grupo constructor Puerto Carena, cooperativas del sector privado, artistas del Fondo de Bienes Culturales, estudiantes de las escuelas taller de la oficina del historiador que prepara en oficios de restauración y empresas extranjeras especializadas.
Mulet detalló que los primeros pasos estuvieron orientados a estudios históricos para recopilar los proyectos originales, algunos de los cuales nunca aparecieron. Se vieron obligados por esa razón a evaluar cada una de las instalaciones existentes para saber en qué condiciones se encontraban y poder recuperarlas. La intención fue evitar que el edificio continuara su deterioro, luego de más de 50 años de acoger a la Academia de Ciencias de Cuba.
Inspirado en el Panteón de París, la Basílica de San Pedro en Roma y el Capitolio en Washington, el edificio tiene su propia identidad, con una longitud superior a los 207 metros. Su composición arquitectónica y volumétrica se estructuró a partir de un cuerpo central, en el que resalta una escalinata monumental de granito de 36 metros de ancho y 55 peldaños, escoltada por dos esculturas en bronce del artista italiano Angelo Zanelli.
Emplazada a la izquierda se encuentra la escultura que simboliza el trabajo y a la derecha, la que representa la virtud tutelar del pueblo, cada una de 6,5 metros de altura, que soberbias dan la bienvenida a los visitantes.
La proyectista general de las obras de restauración del Capitolio, Marisol Marrero, expuso a Xinhua que "la tarea más difícil ha sido mantener la exquisitez con la que se construyó este edificio y llevarlo al siglo XXI, con la introducción de todos los sistemas tecnológicos".
Entre estos sistemas de tecnología están "seguridad, climatización y comunicaciones, sin dañar su De acuerdo con ambas ingenieras, se espera que dichas labores concluyan en noviembre de 2019, con motivo de la celebración del 500 aniversario de la fundación de la ciudad de La Habana.
Tras seis años de minuciosa labor de restauración, el Capitolio de La Habana, luce su esplendor de antaño /CUB / XINHUA / Cultura / 04.06.18
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