El Príncipe de Asturias se quitó la chaqueta del uniforme del Ejército del Aire, se colocó la cazadora de pilotar y, con los datos del vuelo en la carpeta, no dudó en sentarse a los mandos de un avión de carga. El ejercicio ha sido no apto para novatos: se trataba de reabastecer el avión con el combustible procedente de un Hércules a 4.000 metros del suelo. A los mandos había tres pilotos, entre ellos el Príncipe.