Los dos etarras detenidos en Francia el pasado miércoles han dejado de ser meros sospechosos para convertirse en imputados en el asesinato de los dos guardias civiles. Concretamente les acusan de asesinato, asociación de malhechores, intento de robo con arma, secuestro, posesión de armas y documentación falsa. Todo un abanico que le acerca irremediablemente a sendas cadenas perpetuas.