Las diez huellas falsas que no salvaron al histórico narco Miranda Velasco

AGENCIA EFE 2019-02-09

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Madrid, 9 feb (EFE).- Perennes, inmutables y diversiformes o, dicho de otro modo, únicas. Así son nuestras huellas dactilares desde que tenemos cuatro meses y por eso, el histórico narco Manuel Miranda Velasco recientemente detenido por la Policía tras 15 años fugado decidió hace una década que con sus dedos no podía ir muy lejos.
 
Hartos de ver manos y yemas, a los investigadores de la Unidad Central de Identificación de la Comisaría General de Policía Científica les saltaron las alarmas con las huellas dactilares de un hombre peruano detenido en Getafe el 30 de enero. Había cicatrices en los diez dedos y pronto sospecharon de que todos habían sido modificados.
Y así se lo comunicaron a sus compañeros de la Unidad Central Drogas y Crimen Organizado (Udyco) que ya tenían claro que, pese a que sus crestas capilares no lo dijeran, ese peruano al que habían detenido en un hotel de Getafe era en realidad un narcotraficante asturiano llamado Manuel Miranda afincado en Málaga.
Begoña Sánchez, inspectora jefa de la sección de lofoscópica, reconoce a los periodistas que nunca se habían encontrado con un caso así de diez huellas alteradas de forma tan "sofisticada", por lo que la reseña para lograr su verdadera identificación fue un reto.
Sánchez explica que al detenido se le hizo la correspondiente reseña dactilar, en total 18 impresiones que incluyen, entre otras, las huellas de las diez yemas o primera falange, las palmas de las manos, la impresión del resto de falanges de los dedos o las huellas rodadas de algunas dedos.
El cotejo a la base de datos de huellas llamada Said que almacena más de cinco millones de registros de detenidos por todos los cuerpos policiales (excepto la Ertzaintza) le dio la razón al arrestado con la identidad que manifestaba.
 
Sus huellas eran las que ya tenía la Policía en 2008 cuando fue arrestado en Málaga por un asunto de drogas, pero no coincidían con las que en 2002 tenía también la Policía e Instituciones Penitenciarias por su paso por prisión.
 
"Nosotros sospechamos que esas no eran sus verdaderas huellas, había cicatrices, incluso distintas a las de 2008", explica la inspectora jefa que apunta a autotrasplantes e injertos de sus huellas de los pies por las marcas que había dejado esa cirugía.
El análisis se centró entonces en el resto de la reseña tomada y fue entonces cuando saltó el positivo con su identificación. Las palmas y las segundas falanges sí correspondían en doce características (las que son necesarias para que el cotejo sea afirmativo) con las que el Said tenía del narcotraficante.
Y es que la inspectora jefa lo tiene claro pese a que los avances en el ADN son muchos, la lofoscopia o ciencia que estudia los dibujos únicos que presentan nuestras manos y pies en todo ser humano sigue siendo "la reina de la identificación policial".
"Es fácil de trabajar y barato y muy rápido porque en media hora haces una reseña completa", mientras que con el ADN, además de que el coste es notablemente más e

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