Pekín (China), 30 ene (EFE).- La icónica paciencia oriental se ha acabado. Ahora, los estresados pequineses pueden liberar tensiones pagando un módico precio por encerrarse en una sala con multitud de objetos como televisiones o teléfonos y destrozarlos con bates, varas metálicas o mazos.
Imagen: Víctor Escribano.
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