El pasado 16 de enero, Empresas Públicas de Medellín (EPM), en Colombia, decidió cerrar una de las compuertas de la represa de Hidroituango causando alarma entre las comunidades aledañas, alertando sobre las afectaciones a la fauna y la flora del lugar. Seis días después, lo anunciado comienza a manifestarse: los poblados se han quedado sin abastecimiento de agua, las ciénegas se están secando y los animales han comenzado a morir. teleSUR