Málaga, 24 jun (EFE).- (Imagen: Carlos Díaz).-Hace 31 años una familia malagueña vio truncada su vida; el mediano de tres hermanos dejó de ser David Guerrero para convertirse en "el niño pintor" y nada volvió a ser lo mismo: con 13 años y un talento innato para la pintura, desapareció sin dejar rastro.
Pasado el tiempo, una ilusión puede devolver a su familia un poco de luz entre tanto sufrimiento. Los hermanos de David, Jorge y Raúl, pensaron hace dos años en crear una exposición con sus obras como homenaje al pintor y también a su padre, fallecido en 2015.
Tras un amplio conocimiento público de su desaparición e investigaciones, una faceta en la que se ha profundizado poco es en la obra de David, amplia pese a su corta edad, con más de 200 creaciones entre dibujos a lápiz, bolígrafo, carboncillo y pastel, además de pinturas al óleo.
"Para David el arte era su manera natural de vivir. Lo hacía puramente por el placer que le proporcionaba", declara a Efe Raúl, el hermano menor, que resalta que alcanzó "niveles de seguridad y destreza técnica que resultan raros en estudiantes de arte adultos".
Siguió los pasos de David y en la actualidad es artista y profesor de Arte en la Universidad de las Artes de Londres.
La obra de David es la de un ser autodidacta, de su tiempo, creativo y ecléctico, muy alejado de la imagen de pintor religioso que quedó en la conciencia colectiva por su famoso óleo del Cristo de la Buena Muerte, última creación y única que realizó por encargo.
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