Hipocampo y memoria espacial: Ratas vs taxistas

RAUL ESPERT 2018-02-04

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Las ratas deben utilizar un sistema de orientación mediante el cual desenvolverse sin problemas en ambientes complejos, y alcanzar así los objetivos propuestos. Deben guiarse por el entorno, e ir creándose un mapa virtual interno al que acceder para volver sobre sus pasos o evitar lugares ya visitados que no aporten ningún beneficio. Las ratas suelen evitar los lugares abiertos, y tienden a desplazarse por esquinas y recovecos más ocultos, estableciendo siempre un lugar que servirá de refugio. Esto último aparte de servir como un punto de reseteado para establecerlo como punto cero en las incursiones en el medio, es un comportamiento increíblemente adaptativo en cuanto a depredación se refiere, ya que se evitan los lugares abiertos quedando así menos expuestas. Este complejo sistema de navegación está sustentado por múltiples fuentes de información que la rata debe integrar y en algunos casos discernir cual es la más fiable. La rata se vale de dos tipos de información, la externa y la interna. La información interna procede principalmente del sistema vestibular que le informa sobre la dirección que tiene su cabeza, o la velocidad a la que ésta se mueve. La información externa es la que proviene principalmente del sistema visual, pero también del sensorial, olfativo y auditivo. Este último tipo de información le será muy útil a la hora de establecer puntos de referencia, y así facilitar la memorización de un determinado entorno (por ejemplo una pista visual en una zona externa a un laberinto). La rata deberá integrar los distintos tipos de información, para poder establecer el mapa virtual interno correctamente, y acceder a él y al contexto en el cual se encuentra dicho mapa. A veces, no dispondrá de la información externa de tal forma que deberá utilizar los mapas generados únicamente con la información vestibular. Este último sistema da pie a errores, aunque es bastante fiable.

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