Todas las ciudades son históricas, puesto que todas poseen vestigios del pasado, pero algunas tienen especial relieve por la acumulación de valores que les hace merecedoras de su inclusión en la lista de Ciudades Patrimonio de la Humanidad. En su interior, se acumulan los monumentos y la memoria colectiva, por eso son siempre lugares simbólicos, de convivencia y educativos, y de interés para el turismo. De ahí también la necesidad de acometer estrategias para su conservación y puesta en valor.