Las barriadas caraqueñas, se han visto sumamente afectadas por el racionamiento de agua que se puede extender hasta por 20 días.
Carmen Zapata, vecina afectada por la falta del vital líquido, asegura que “liga para que llueva”, para así poder colocar grandes bolsas plásticas en los techos que le permite recolectar el agua.
“Me da pena porque esto parece una ranchería, poniendo tobos para agarrar la poquita agua limpia y después la tengo que colar para después usar, para la cocina, para fregar e inclusive si tengo que cocinar, lo hago con ella”, relata.
Indica que no es un “camello” y por ese motivo exige a las autoridades que solucionen los innumerables botes de aguas limpias, los cuales pueden ser observados en distintas zonas de la ciudad.
También critica la puntualidad que tiene la empresa proveedora del servicio, con el cobro del agua, sin embargo, aclara que “los trabajadores cuando suben a cortar el agua no lo pueden hacer porque no existe suministro”.
Igualmente, Maruja Hernández, quien reside en un edificio de 20 pisos ubicado en una zona popular de Caracas, revela que debido a los problemas de suministro, se vieron en la obligación de comprar tanques para poder almacenar agua cuando llega por tubería.
“Tenemos tanques y pipotes, mis padres últimamente han recolectado botellitas de agua, de refrescos y las tenemos atrás en la cocina. Es incomodidad pero es la única manera de poder agarrar agua”, lamenta.
Denuncia que el agua puede ser bombeada de madrugada “y esos días nadie en el edificio duerme. El espumero en los drenajes es increíble porque todo el mundo lava y hace sus cosas aprovechando que llegó el agua”.