Luego de la masacre del pasado domingo en Las Vegas, en la que 59 personas murieron y más de 500 resultaron heridas por el atacante Stephen Paddock, los hospitales de esta ciudad han registrado una afluencia constante de donantes de sangre. Mientras tanto, la ciudadanía continúa cuestionando el actuar el presidente estadounidense Donald Trump, quien no se ha pronunciado para abrir el debate sobre el control de armas, así como no se le ha catalogado como un acto de terrorismo. teleSUR