Estados Unidos tiene desde esta medianoche un nuevo secretario de Salud; el hasta ahora titular del cargo, Tom Price, renunció horas antes en medio de críticas por sus viajes en aviones privados para viajes oficiales, ocasionando gastos de superiores a los 300.000 dólares.

El pasado jueves, Price aseguraró que los ciudadanos no tendrían que pagar “ni un centavo” y que él correría con los gastos, pero Trump, que ya mostró su descontento, ha seguido adelante con la designación de Don J. Wright como secretario en funciones. Pero el de Price no es un caso único:

Richard Painter, ex Fiscal de Ética de la Casa Blanca: “El problema es que tenemos una serie de funcionarios que han estado usando aviones privados de la misma manera, incluyendo al Secretario del Tesoro, al administrador de la Agencia de Protección Ambiental, y por supuesto, al propio Presidente, que quiere ir a Mar-a-Lago cada fin de semana en invierno, y esos viajes pueden costar una millonada”.

Price, uno de los mayores críticos del Obamacare, se va de su puesto sin haber conseguido tumbarlo, y las posibilidades de hacerlo son cada vez menores; este 30 de septiembre expira una excepción legislativa que permitiría a los republicanos aprobar su derogación por mayoría simple.