El Gobierno brasileño revoca el decreto que permitía la explotación minera privada de la gran reserva natural del Amazonas.
Más que un soplo de aire fresco, todo un respiro para un territorio de 47.000 kilómetros cuadrados, superior por ejemplo, a la extensión de Dinamarca, situado a caballo entre los estados de Pará y Amapá.
El gobierno, que suspendió los efectos del decreto a principios de septiembre, cede ahora a la presión nacional e internacional, y a las críticas de grupos ecologistas de todo el mundo.
A través de un comunicado, un responsable de Greenpeace ha dicho que “es una victoria de la sociedad sobre quienes quieren destruir y vender nuestra selva”. Una “batalla en la guerra contra el Amazonas y sus habitantes” que dirige el presidente brasileño, Michel Temer, ha añadido.
Con LUSA