Millones de alemanes se han despertado este lunes con una extraña sensación de vértigo. La entrada en tromba en el Bundestag de Alternativa para Alemania (AfD), la primera formación ultraderechista presente en la cámara baja del parlamento en más de 50 años, remueve un pasado que muchos querrían dejar atrás para siempre. Además, Angela Merkel, tras la exigua victoria de la CDU, deberá afrontar difíciles negociaciones:
- “Estoy asombrada de que la AfD sea la tercera fuerza más grande”, confesaba una vecina de la capital alemana.
- “No creo que sea así como el mundo exterior ve a Alemania. No es representativo del pueblo alemán. Lo sé. Es un poco decepcionante”, añadía otro ciudadano.
- “Personalmente no estoy asustado, prefiero preguntarme sobre qué han hecho los políticos para que tengamos este resultado electoral”, sentenciaba un tercero.
El resultado electoral ha borrado la sonrisa del rostro a una Alemania que se había acostumbrado a la estabilidad política gracias al hoy alicaído tirón popular de la canciller, Angela Merkel. El ambiente en Berlín es una mezcla de conmoción y alivio, porque Angela Merkel ha sido reelegida, pero está claro que los próximos 4 años no serán fáciles.