¿Recuerdan a las niñas de Chibok? ¿A aquellas escolares cuyo secuestro en Nigeria por Boko Haram estremeció al mundo? Un centenar de aquellas niñas, convertidas en jóvenes mujeres, van a regresar por fin a sus hogares, con sus familias. La mayoría fueron liberadas el pasado mes de mayo, tras más de tres años de pesadilla y, desde entonces, han estado en un centro donde han recibido tratamiento médico y psicológico.

El Gobierno nigeriano organizó una fiesta para las familias, en la que las chicas pudieron volver a bailar y reír. Pero la alegría está lejos de ser completa. De las 276 secuestradas, 113 siguen en paradero desconocido. Se cree que al menos 15 de ellas han muerto, otras han sido vendidas y muchas, casadas a la fuerza con sus captores y ya son madres.

Jummai Alhassan, ministra de la Mujer de Nigeria, dijo durante la celebración que el Gobierno “sigue negociando” y que no ha dejado de hacerlo desde que fue liberado el grupo de 83 chicas en mayo. “Vemos la luz al final del túnel aseguró y, muy pronto, si Dios quiere, tendremos a nuestras hijas, las que quedan, de vuelta”.

En cuanto a las jóvenes que han recuperado la libertad, portan profundas cicatrices, físicas y psicológicas. Durante más de tres años fueron víctimas de abusos y violencia, y obligadas a convertirse al Islam. Algunas han vuelto con bebés en el regazo. La ayuda psicológica recibida durante los últimos meses les ayudará a soportar un peso que portarán, sin duda, toda su vida.