Jesús Ibarra tiene 19 años y está en un proceso de rehabilitación para poder caminar y hablar, nuevamente. Él no nació así, la guerra y la represión en Venezuela lo dejó sin sus capacidades básicas a raíz del impacto de una bomba lacrimógena que además lo empujó al río más putrefacto de Caracas, el Guaire.
El joven que se encontraba en una manifestación.