Con sus casas destruidas y sus pertenencias perdidas, las mujeres damnificadas por las inundaciones en Perú también deben hacer frente a una arraigada violencia doméstica y evitar embarazos que agudicen su ya dramática situación, en la que el zika es una amenaza latente.
En Piura, la región con más afectados por el desastre, aún hay campamentos con al menos 3.000 personas hacinadas en carpas, con condiciones muy limitadas en higiene y salubridad, donde mujeres y adolescentes están desprotegidas ante eventuales agresiones sexuales y no disponen de medios para acudir a centros de salud.