Dos naciones, dos aduanas, miles de peatones que cruzan de un lado a otro, cientos de improvisados comerciantes que buscan sacar provecho al descontrol, una frontera, la que divide Argentina de Paraguay.
Siempre polémica, históricamente cuestionada, el paso desde Clorinda (Argentina) hacia Nanawa (Paraguay) no ha cambiado demasiado con el paso de los años y la sucesión de gobiernos, los escasos controles, la falta de infraestructura y la viveza criolla o guaraní, le dan marco a un territorio más que fértil para tentar al delito.
Hispanopost recorrió los casi 1200 kilómetros que separan a la ciudad de Buenos Aires del mencionado límite geográfico, para diálogar con los tan visibles, como ilegales, "arbolitos", o bien conocidos como "cambiadores"; son una parada casi obligatoria a la hora de cambiar dinero autóctono por moneda foránea, de Pesos a Guaraníes, a la inversa y hasta con algún que otro dólar en transaccion, todo es posible en el mundo del "cambio, cambio, guaraníes, pago más!", "pago más, pago mejor".
Osvaldo Olmedo, arrancó de changarin, encargado de cruzar "bultos" de un lado al otro de la frontera pero encontró su proyección comercial en las operaciones bursátiles "al paso", "nosotros somos ilegales, no pagamos impuestos, no estamos registrados", con honestidad brutal, reconoce que la "no formalidad" de su actividad le puede traer más de un dolor de cabeza, sin embargo se muestra orgulloso de ser parte del paisaje fronterizo, hace más de 20 años "acá no 'tranzamos' con nadie", dejando en claro que no pagan coimas para poder trabajar manifiesta que los problemas provienen de la cotización de la divisa más que de la presión policial "nosotros trabajamos tranquilos, a veces no favorece la devaluación del pesos y eso nos perjudica en nuestro dinero de todos los días"