Estudios centrados en analizar la empatía de niños, adolescentes y jóvenes indican que ésta ayuda a mejorar las habilidades sociales y, más concretamente, el comportamiento prosocial (Garaigordobil & García de Galdeano, 2006). Otros estudios confirman que altos niveles de empatía se asocian a una conducta más
cooperativa (Rumble, 2004), que la empatía incrementa la conducta altruista (Etxeberría, Apodaka, Eceiza, Ortiz, Fuentes y López, 1994), que los niños y los
adolescentes empáticos tienen mayor estabilidad emocional (Schultz, Izard y Bear, 2004) y, por último, que la empatía funciona como un factor protector de la violencia
(Garaigordobil, Álvarez y Carralero, 2004).