A los 15 años dejó de llamarse Ovidio Ernesto Cárdenas para convertirse en Mónica Cárdenas. Con orgullo se identifica como representante del movimiento transexual, en Panamá, sin embargo lamenta que la sociedad las juzgue y las ataque por actuar como su mente y como su cuerpo se sienten más cómodos.

La discriminación es una de las principales dificultades que enfrenta la comunidad transexual. No sólo en cualquier ámbito de la sociedad panameña, donde puede ser común, también en discotecas de ambiente pero “lo más triste es cuando algunas tienen que enfrentar la propia discriminación dentro de su familia”.

La prostitución más que una forma de ganarse la vida pareciera haberse convertido en una forma de enfrentar esa discriminación a la que son sometidas. En la experiencia de Mónica, ser transexual las excluye de cualquier posibilidad de trabajo formal “nunca somos consideradas para ocupar una vacante de empleo. La única manera que tenemos para sobrevivir es la prostitución”.

La comunidad trans en Panamá ahora mantiene una lucha por sus derechos pues a pesar de que el cambio de nombre ya es reconocido quieren que avances también en el cambio de género, aún en los documentos de identidad son lo opuesto.