Madrid, 13 jun (efesalud.com). El doctor Javier Alonso Hernández, jefe de la Unidad de Traumatología Infantil de la Clínica CEMTRO de Madrid, participa en el videoblog más sólido y articulado del cuerpo humano para describir las fracturas recurrentes en los huesos de los bebés y niños pequeños (clavícula, muñeca, codo, tibia o fémur); "la mayoría de ellas con un magnífico pronóstico si el especialista sabe aplicar la técnica adecuada".
A estas edades, sus huesos tienen características fisiológicas especiales, distintas a los adultos.
"Su estructura es diferente -dice-. Por un lado, tienen una fisis o cartílago de crecimiento, por donde el hueso va a crecer en longitud. Por otro, están recubiertos de periostio, una membrana fibrosa, gruesa, que lo protege y sirve para su nutrición y renovación. Esta membrana evita que una fractura desplace las partes del huesos fisuradas".
"Son dos buenos motivos físicos por los que la mayor parte de las fracturas tienen, como mínimo, un buen pronóstico. Los traumatólogos podemos realizar procedimientos sencillos, no invasivos (cirugía, placas, tornillos, clavos) para reparar la rotura ósea", recalca.
Las fracturas de huesos más habituales en bebés y niños menores de tres años son en la clavícula, en la muñeca -zona distal del radio-, en el codo, en la tibia y en el fémur.
"Las fracturas de clavícula suceden más en recién nacidos, como consecuencia de un parto difícil, y en niños pequeñitos que se caen de la cuna, de la cama, del moisés o de la silla de ruedas; o, también, que se tropiezan dando sus primeros pasos o jugando en el parque infantil", expone el traumatólogo.
"Normalmente, es un traumatismo importante al ser por una caída con apoyo del brazo, que repercute, a su vez, en el hombro; lo dejan de mover inmediatamente", razona.
La fractura distal del radio, o fractura en la muñeca, es relativamente frecuente.
"Suelen ser fracturas en rodete ,de Torus. El hueso se retuerce o dobla pero no se quiebra. Tienen un pronóstico excelente, ya que lo único que hay que hacer es inmovilizar la zona dañada durante un periodo de dos o tres semanas hasta que ceda el dolor", destaca.
En el codo nos encontramos con la pronación dolorosa, que no es más que un movimiento del antebrazo que hace girar la palma de la mano hacia abajo hasta mostrar el dorso.
"Esta luxación se denomina codo de niñera. Es el típico caso en el que un padre o una madre tiran de la mano de su hijo para evitar que se escape o salga corriendo. La tracción afecta al codo y el niño deja de mover el brazo inmediatamente y se pone a llorar. El brazo se queda estirado en pronación, con la palma de la mano hacia el suelo", señala.
"Se suele resolver con una maniobra que consiste en reducir la articulación del codo y recolocar la cabeza del radio, que está subluxada. El miembro superior se supina con suavidad a la vez que se palpa la cabeza del radio para comprobar que se recoloca en su lugar", detalla.
En el miembro inferior aparecen las fracturas de Toddler, conocidas por las de los primeros pasos. Madres y padres acuden a Urgencias porque su hijo ha dejado de apoyar la pierna.
"Se fractura la tibia por el tercio inferior de la diáfisis -parte tubular-. Suele tener un aspecto lineal, de carácter leve. Los pequeños, después de la caída, no quieren andar; a veces ni apoyar la pierna. Además, podrán o no tener inflamación", explica el doctor Alonso Hernández.
"En ocasiones -continúa-, es muy difícil apreciar la línea de la fractura en la radiografía y es necesario inmovilizar y volver a revisar la tibia pasados siete o diez días. Entonces será más fácil observar el daño y el refuerzo del periostio, que ya habrá empezado a hacer callo".
Las fracturas de fémur son poco frecuentes.
"Cuando las vemos en niños y niñas pequeñitas, lo normal es que baste con un tratamiento ortopédico. Usamos un yeso que cubre desde el abdomen hasta el tobillo. En los más mayores podría ser necesaria la cirugía con el fin de evitar la escayola y obtener un mejor pronóstico", aclara.
Por lo tanto, "si nuestros hijos o hijas dejan de mover un brazo, o no quieren caminar, o si tiene una inflamación importante en sus piernas, o en un tobillo o en sus brazos, es fundamental que les llevemos a un centro especializado rápidamente para que sean examinados con detenimiento y la fractura, si la hay, pueda ser reparada con prontitud y con buen conocimiento", concluye el doctor Javier Alonso.
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