La desnutrición mata en el Corredor Seco centroamericano

AGENCIA EFE 2017-05-26

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Chiquimula (Guatemala)/Bogotá (Colombia), 26 may (EFE).- Abelardo Villafuerte, que lucha hace años contra la desnutrición infantil en el departamento guatemalteco de Chiquimula, en el Corredor Seco centroamericano, parece descorazonado cuando dice que en 2015 aumentó la cifra de afectados, pero no baja la guardia porque "la desnutrición mata".
Villafuerte, responsable local de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN), no puede olvidar a los ocho niños fallecidos el año pasado por desnutrición aguda ni a los otros ocho que murieron también en 2015 a causa de complicaciones derivadas de problemas de nutrición en Chiquimula.
En un tono afable Abelardo Villafuerte sostiene un discurso rotundo: Guatemala tiene que frenar la desnutrición si no quiere perder más generaciones.
El año pasado, y éste no se presenta mejor, la escasez de precipitaciones que caracteriza al Corredor Seco se agudizó por el fenómeno de El Niño, lo que se tradujo en una situación de emergencia humanitaria con 3,5 millones de afectados, principalmente en Guatemala y Honduras.
Unicef junto a la Fao están apoyando al Gobierno de Guatemala en el restablecimiento del sistema alimentario y el fortalecimiento de la capacidad de resistir de las familias afectadas en los Departamentos de Jalapa y Chiquimula.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia apoya de manera especial el consumo de agua segura, el saneamiento del hogar y la promoción de la higiene.
El esfuerzo del año anterior, cuando consiguieron rebajar el número de niños con desnutrición en Chiquimula de 1.436 a 840, parece haberse desvanecido, pues 2015 cerró en 867 casos.
Sin una alimentación adecuada, los menores guatemaltecos no se desarrollan completamente. Ni física, ni intelectualmente, remarca el médico Vinicio Osorio.
Es un círculo vicioso: en una cultura patriarcal y machista como la guatemalteca, los padres son habitualmente los primeros en alimentarse, pues "ellos son los que trabajan", dando luego prioridad a sus hijos varones.
La madre y esposa es la última en comer las sobras de la miseria y o sólo por "instinto maternal", sino también por disposición cultural, remarca el doctor.
Así, cuando resultan embarazadas carecen del estado nutricional adecuado para dar a luz. "Y en Guatemala no hay suplementos, ni ácido fólico". Cuando nacen, sus hijos son ya infantes desnutridos, como la pequeña María, cuyo minúsculo cuerpo lucha por sobrevivir en la incubadora del centro nutricional del hospital de Jalapa.
Si antes de cumplir los dos años no se solucionan las deficiencias nutricionales de estos niños, su crecimiento físico se verá afectado irremediablemente. También el de su propio cerebro. Pasarán a sufrir lo que se llama desnutrición crónica.
IMÁGENES DE ENERO DE 2016
nformación realizada entre la agencia EFE y Unicef que sirve de apoyo a la Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres 2017 que se celebra desde el 22 al 26 de mayo en Cancún México)
Palabras clave: efe

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