El 25 de noviembre de 1901 Alzheimer se reunió con la primera paciente diagnosticada con este mal, Auguste Deter, una mujer de 51 años, a quien su marido la había llevado al hospital por los cambios drásticos que experimentó en un año. Se había convertido en celosa de las cosas más simples en el hogar, las cuales ya no podía realizar; veía objetos ocultos; se sentía perseguida y molestada por vecinos fastidiosos. Alois Alzheimer detectó en ella un progresivo deterioro cognitivo, disminución de la memoria, síntomas focales (afasia), alucinaciones auditivas, paranoia e incompetencia psicosocial; con preservación de las funciones sensoriales y motoras durante las fases inicial y media del cuadro. Cuatro años después de su ingreso hospitalario, Auguste D. falleció por septicemia y neumonía. Alzheimer procedió al estudio del tejido cerebral de la paciente, observando la presencia de lesiones histopatológicas, señaladas como placas seniles, ovillos neurofibrilares y cambios arterioscleróticos cerebrales. El 4 de noviembre de 1906, en la XXXVII Conferencia de Psiquiatras del Sudoeste Alemán en Tübingen, presentó su ponencia “Sobre un peculiar desorden del córtex cerebral”, que hacía la primera descripción de este tipo de demencia y en la cual apuntaba que la paciente tenía un trastorno caracterizado por la progresiva disminución de la capacidad cognitiva, síntomas de lesiones localizadas, alucinaciones, ilusiones y pérdida de la capacidad de integración psicosocial. Después se instaló en la Clínica Psiquíátrica Real de Munich, donde continuó interesándose en la evolución de Auguste Deter hasta la muerte de la paciente, en Frankfurt, el 8 de abril de 1906. Tras el fallecimiento de Auguste, estudió las lesiones cerebrales de la paciente. En 1907 publicó sus hallazgos con el título ‘”Sobre una enfermedad específica de la corteza cerebral'”.